Salmo a la búsqueda de Dios

Señor, Señor, ¿por qué te escondes de mí de esa manera?

Te llamo con todas mis ansias

Te busco en todas direcciones

Grito desesperadamente haciaTi

Me ofrezco a Ti por entero…

¿Qué más quieres?

¿Acaso vas a negarte indefinidamente a escucharme?

 

Hijo mío, deja de agitarte de ese modo. 

¿Cuándo vas a comprender

que no eres tú quien me busca, 

sino Yo quien te llamo desde siempre;

que no eres tú quien me ora,

sino Yo quien intenta sin descanso hacerme oír por ti;

que no eres tú quien me desea,

sino Yo quien aspira a ti infatigablemente;

que no eres tú quien me llama, 

sino Yo quien, día y noche, llama a tu puerta?

 

Tus ruegos y tus súplicas

no son sino respuesta a las que yo te dirijo.

Y es que el hambre que tienes tú de Mí

jamás podrá compararse 

al hambre que Yo tengo de ti.

La sed que tienes tú de Mi agua

no se aplacará jamás

si no aprendes, en el silencio

a venir a beber de Mi fuente

sin desear ninguna otra..

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PastoralSJ
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