Pan

Pan para saciar

el hambre

de todos.

Amasado despacio,

cocido en el horno

de la verdad hiriente,

del amor auténtico,

del gesto delicado.

 

Pan partido,

multiplicado al romperse,

llegando a más manos,

a más bocas,

a más pueblos,

a más historias.

 

Pan bueno,

vida

para quien yace

en las cunetas,

y para quien dormita

ahíto de otros manjares,

si acaso tu aroma

despierta en él la nostalgia

de lo cierto.

 

Pan cercano,

en la casa que acoge

a quien quiera compartir

un relato,

un proyecto,

una promesa.

 

Pan vivo,

cuerpo de Dios,

alianza inmortal,

que no falte

en todas las mesas. 

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