Cristo, Hijo de Dios, que por mí, te encarnas para hacer redención.

Cristo, Niño Jesús, que por mí, naces en el pesebre, pobre entre los pobres.

Cristo, Joven Señor, que por mí, creces como hombre para vivir como Dios.

Cristo, Hijo predilecto de Dios, que por mí, te sumerges en el Jordán, renovando toda vida.

Cristo, Hombre compasivo, que por mí, cruzas caminos, saliendo al encuentro de quién necesita ser salvado.

Cristo, Rey de Reyes, que por mí, anuncias la dicha de un Reino, pequeño, inagotable, misericordioso.

Cristo, Cuerpo y Sangre, que por mí, te ofreces y te das, en la cena repetida, todo entero derramando para el consuelo.

Cristo, Solo, que por mí, vences todo miedo y angustia en el abandono confiado.

Cristo, del Consuelo, que por mí, lloras con el roto, te dueles con el enfermo, oras en el solo.

Cristo, el Crucificado, que por mí, mueres en la cruz dando sentido al padecer más humano.

Cristo, Señor de la vida, que por mí, resucitas entre los muertos, rescatando de los infiernos.

Cristo, Jesús consolador, que por mí, consuelas desde las entrañas del Amor dado y comunicado.

Cristo, Amor eterno, que por mí, permaneces fiel, habitado, descendiendo y dando, tanto amor y ternura, en gestos y palabras, de la vida regalada.

Amen.