El mundo

Me siento a contemplar 

todos los dolores del mundo, 

y toda la opresión y la vergüenza. 

Veo en el arroyo a la madre 

ultrajada por sus hijos, 

que muere abandonada, extenuada, desesperada; 

veo a la mujer ultrajada por su marido,

veo los efectos de las batallas, 

de la peste, de la tiranía, 

veo a los mártires y a los prisioneros, 

observo el hambre, las humillaciones 

y degradaciones impuestas 

por los poderosos a los obreros, 

a los pobres, a los negros; 

todas estas cosas, todas las vilezas 

y agonías sin fin 

me siento a contemplar, 

a ver, a oír, y permanezco mudo.

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