El banquete

La mesa está llena.

Se sirven manjares exquisitos:

la paz, el pan,

la palabra

 de amor

 de acogida

 de justicia

 de perdón.

Nadie queda fuera,

que si no la fiesta no sería tal.

Los comensales disfrutan

del momento,

 y al dedicarse tiempo

 unos a otros,

se reconocen,

por vez primera, hermanos.

La alegría se canta,

los ojos se encuentran,

las barreras bajan,

las manos se estrechan,

la fe se celebra…

…y un Dios se desvive

al poner la mesa.

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