Despierta, Niño,
que el mundo no puede esperar,
que si no la alegría se apaga
y tus ojos nos han de iluminar.
Despierta, María,
que tu sí no va a terminar,
que la noche es larga
y quedan huérfanos por arropar.
Despierta, José,
que debes enseñar
al Hijo de Dios un oficio,
para que la humanidad aprenda a amar.
Despierta, pastor,
que ya puedes adorar
al Mesías pobre y humilde,
que a los últimos va a liberar.
Despierten, magos de Oriente,
que al Rey de Reyes se han de presentar,
su trono está en un pesebre
y su Reino no va a terminar.
Despierta, querido amigo,
que la Navidad está al llegar,
porque la esperanza nace en Belén,
y a todos nos quiere salvar.