Cuida de ellos, Señor,
porque se fueron demasiado pronto
y nos abren camino,
y son testigos de la vida eterna.
Cuida de ellos,
porque aún está su sitio en la mesa,
los echamos de menos,
y el abrazo definitivo aún no llega.
Cuida de ellos,
porque su recuerdo late en nosotros,
las lágrimas en verdad no han cesado,
y la fe en Ti nos acerca.
Cuida de ellos,
porque son parte de nuestra historia,
y diles que los queremos,
con las dulces palabras que tus nos prestas.
Cuida de ellos,
porque interceden en lo escondido,
en comunión con los santos,
y nos marcan la buena senda.
Cuida de ellos, Señor,
porque su nombre está grabado en el cielo,
su memoria sigue viva,
y se nos hace larga la espera.



