Jesús, se me hace evidente, más que nunca, tu valentía. Fuiste valiente a lo largo de toda tu vida: te arriesgaste a tocar y dejarte tocar, te atreviste a que te conocieran (cosa que a veces yo no dejo que hagan conmigo), confiaste en los que nadie confiaba y dijiste, sin rodeos, que todo aquello que oprimía a las personas era injusto e iba en contra del proyecto de Dios, de su sueño para la humanidad. Dame de tu valentía, Señor, que este mundo tanto necesita. Que sea valiente para sentir, para denunciar lo injusto y para comprometerme.