Es tiempo de celebrar, alegrarse y compartir.
CELEBRAR, aunque, fuera, la vida siga amenazando de muerte y los golpes sufridos sigan doliendo, y las heridas padecidas sigan sangrando. Dejar que la experiencia del Dios vivo llegue a los niveles más hondos y despierte, allá en lo profundo, alegrías enterradas, entregas aún pendientes y nombres por los que aún seguir luchando……