Señor, a veces necesitamos respuestas, luces… pero no podemos forzar ni el momento ni el lugar para encontrarlas. Sin embargo, sí podemos hacerte preguntas. Reconocer que tenemos sed… Preguntarte por lo que nos inquieta, lo que nos emociona, lo que nos duele o lo que anhelamos. Como el niño pequeño, ansioso por saber. Que no nos falte la curiosidad, el espíritu de búsqueda, la ilusión por encontrar…