Imagínate un encuentro. Con alguien a quien empiezas a conocer. Pero alguien a quien llevas mucho tiempo queriendo encontrar. En ese caso la frase de cortesía, «encantado de conocerte», es en realidad mucho más. Porque de verdad te alegras. Estás contento de tener a la otra persona cerca. Pues bien. Hoy se te invita, en la oración, a encontrarte así con Dios. Como quien viene a conocer, y a presentarse. Quien viene a decir: este soy yo, y este eres tú…