Tomando las palabras de San Pablo «No entiendo lo que hago, porque no hago el bien que quiero, y hago el mal qu eno quiero», esta oración quiere ser un reconocimiento de esa dicotomía en cada uno de nosotros. El anhelo y el deseo de que el evangelio sea real. La fragilidad con la que a veces no somos capaces de perseguirlo. La sombra y la luz, las trampas, y la libertad, las huidas, y la esperanza. Porque siempre podemos seguir luchando la batalla de cada día.