En esta obra de Fillol, el artista italiano nos recuerda algo muy propio de la espiritualidad ignaciana y de la vivencia de la pobreza. Dios está presente en nuestras vidas, en nuestro trabajo y en nuestras casa, y sobre todo con los más pobres. Y nosotros, estamos llamados a reconocerlo en el camino, en nuestra realidad, en nuestra vida. Porque Él quiere hacerse presente, y no deja de invitarnos a seguirle.
¿Y tú, dónde encuentras a Jesús en tu vida?