Premiada por la asociación Faith & Form, con sede en Washington y el respaldo del Vaticano, fue considerada el mejor espacio religiosos del siglo 2018. Un espacio donde encontrarse con el Padre sin distracciones, el criador con su criatura.
En un mundo con tantos estímulos, seguimos necesitando espacios donde reconocer que entramos en una realidad distinta, donde lo sagrado, como le pasó a Moisés, nos predispone al encuentro auténtico y profundo con Dios.