La realidad, tal cual es, no nos vale. Es bien sabido que el hombre tiene una necesidad de trascendencia. No nos podemos conformar con lo que vemos. No puede ser sólo esto. El virus era un plan, viene de un laboratorio, hay una cumbre que domina el mundo, los gobiernos han sido puestos por un gran hermano, el chip de la vacuna y un larguísimo etcétera. Hay gente que verdaderamente se queda más tranquila pensando esto, pero ¿por qué? Porque necesitan algo más.
Hace unos años estuve charlando con un médico camerunés sobre las distintas enfermedades aquí y allí. Él hablaba de malaria, tuberculosis, diarreas; yo de depresión, ansiedad, burn out… Me dijo: «¿Sabes por qué hay tanto de eso en tu país? Porque la gente ha dejado de creer en Dios». A pesar de saber que estas patologías son multifactoriales, algo de razón no le falta.
Necesitamos algo más, algo que nos trascienda y le dé sentido a la realidad. Si no se Te encuentra se Te pone otro nombre, pero la necesidad innata de Ti está ahí. Por mucho se Te niegue, Te necesitamos, Señor.