Como una madre, tozudo, Dios te acompaña, observa tus logros y tus tropiezos, y está siempre ahí, para curar tus heridas, recomponerte cuando te rompes. Cuando parece que no hay nada más, fíjate bien: sigue ahí a tu lado. Cuando parece que se te ha perdido, en realidad lo único que ocurre es que tú estás buscando en el lugar equivocado. Llega… y se queda.
Pedro Sosa (Razones)