Me suele pasar que, cuando se me acumula el trabajo, la lista de tareas, me bloqueo. No sé por donde empezar, me agobio y me paralizo. No me pasa lo mismo cuando lo que se presenta por delante, aunque parezca inalcanzable, es abrir horizontes, ensanchar fronteras. Quizás porque es un poco responsabilidad de todos. O porque la recompensa supera con creces el esfuerzo que supone. El efecto es el contrario: me motiva y me estimula. Aún queda mucho por hacer. Pero sin hambre de un mundo nuevo, nada cambiará. Por eso, la sed no siempre es mala.
Rozalén y Juan Valderrma (Los tambores hablan)
SED
Queda mucho mundo por andar
Y quedan muchas lenguas que aprender
Aún quedan soledades que romper
Y palabras de amor que pronunciar
Y hogueras que tendremos que encender
Mucha hambre difícil de entender
Mucha sed de saciar
Miradas distintas
De besos sinceros
Sed de otras orillas
Sed de un mundo nuevo
Sed de un mundo nuevo
Y muchos ciegos que no quieren ver
Aún quedan proyectos por nacer
Y viejos desiertos que hay que sembrar
Mujeres que siempre saben querer
Causas justas que defender
Y batallas que ganar
Miradas distintas
De besos sinceros