«La inocencia, la capacidad de superar nuestros límites o la atención para servir a los demás son sólo algunos de los efectos de la «revolución de la ternura» que trae consigo la amistad con Jesús. Se trata de una revolución serena, pacífica, sin violencia ni reproches, y que tantas veces se realiza en lo escondido. Pequeña, tal vez, pero enormemente beneficiosa para volver a poner a las personas en el centro».

(Izal, Copacabana)

Que tu ferocidad me deje huella,
Que ahuyente mi maldad
Y aleje bestias.

Que ponga en su lugar pura inocencia,
La que hoy cubre tu cuerpo,
Sin darte cuenta.

Que hable sin pensar las consecuencias,
Que digas tu verdad,
aunque lluevan piedras.

Que no pierdas esa fe
Que hoy es eterna,
Esa forma de no ser consciente de ella.

Que tu curiosidad no desaparezca
Y crezca como lo hacen ahora tus piernas,
Las que te llevarán tan lejos como quieras,
Comiéndote la vida a manos llenas.

Bienvenida a casa,
Pequeña gran revolución,
Que con tus pasos marcas un nuevo rumbo
en dirección a nuevas montañas que parecen menos altas
Con cada palabra que nace en tu garganta,
pequeña gran revolución.

 

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