¿Cuántas cosas son humo en nuestra vida?
En ocasiones llenamos nuestros días de actividades, tareas, incluso compañías superfluas.
Ponemos en nuestros horizontes dar bocados al mundo, conseguir la fama o ser los mejores hasta “reinar el cielo”. Pero todo esto no son más que instantes fugaces, tanto como “venenos de medusa”.
Ese Chernóbil que tenemos en nuestras cabezas nos puede despistar y desviar de nuestros horizontes más puros, aquellos en los que entonamos el salir de nuestro “propio amor, querer e interés”.
Con el paso de los días, meses y años dejarán de importarnos “los aplausos de los críticos más duros” para quedarnos con compartir la vida con los nuestros.
Leiva (Mi pequeño Chernóbil)
Soñaba con dar un bocado al mundo
Quitarme el escudo y alumbrar la vida de alguien
Mojarme los labios con el éxito inmaduro
Pasarme de largo hasta sentirme culpable
Reírnos a morir hasta agotar los argumentos
Desafiando los manuales de la fama y los excesos
Solo es humo y nada más
Se parece tanto al veneno de medusa
Que roza y quema en un instante fugaz
Una montaña rusa, la gloria enferma
De los que quieren reinar, reinar
Reinar el cielo.
Y no me da tregua mi pequeño Chernóbil
A veces me pego con el viento
Ya no me deslumbra el efecto
Solo pretendo aprender a vivir con ello
No voy a escribir mi disco más maduro
No me excita el aplauso de los críticos más duros
Durmiendo con Rubén en las pensiones más inmundas
Rebañamos los manjares de la euforia y las burbujas
Sólo es humo y nada más
Se parece tanto al veneno de medusa
Que roza y quema en un instante fugaz
Una montaña rusa, la gloria enferma
De los que quieren reinar, reinar
Reinar el cielo.
Y no me da tregua mi pequeño Chernóbil
A veces me pego con el viento
Y no me da tregua mi pequeño Chernóbil
A veces me pego con el viento
Ya no me deslumbra el efecto
Sólo pretendo aprender a vivir con ello
Sólo pretendo aprender a vivir con ello
¿Qué vendrá después de los años muertos?
¿Qué vendrá después?
¿Qué vendrá después de los años muertos?
¿Qué vendrá después?
