No hace falta estar pasando un periodo de oscuridad para pedir a Dios que aumente nuestra fe. Nuestra confianza en Dios nace de la conciencia de nuestra fragilidad de criaturas, de nuestro origen en su amor creador y de su promesa de fidelidad incondicional. Una armonía preciosa de piano y voces nos invita a ponernos delante de Dios y pedirle que nos ayude a afinar lo máximo posible en la tarea de ser instrumentos de su amor.
DIME CÓMO HACERLO, SEÑOR
Si puedo ayudarte en cualquier cosa
Si puedo poner paz donde hay mil guerras sin ti
Si puedo iluminar cuando haya sombras
Dime cómo hacerlo, Señor
Dime cómo hacerlo, Señor
Si necesitas que sea paciente
cuando la incertidumbre vuelve y me hace temblar.
Si quieres que confíe plenamente
Dime cómo hacerlo, Señor
Dime cómo hacerlo, Señor
Y es que yo confío en ti
porque me das la vida
Tú me diste la tuya
para vivir la mía
Y es que yo confío en ti
porque me das la mano
aun cuando no te he dado yo la mía.
Por eso dime cómo hacerlo, Señor
dime cómo hacerlo, Señor
Si el mundo ríe con indiferencia
cubriéndose con capas que le impiden llorar.
Si en la verdad se esconde la belleza
Dime cómo hacerlo, Señor
Dime cómo hacerlo, Señor
Cuando hago grandes todos mis defectos
y no consigo ver como me ven los demás
Si no puedo vencer todos mis miedos.
Dime cómo hacerlo, Señor
Dime cómo hacerlo, Señor
Y es que yo confío en ti
porque me das la vida
Tú me diste la tuya
para vivir la mía
Y es que yo confío en ti
porque me das la mano
aun cuando no te he dado yo la mía.
Y es que yo confío en ti
porque me das la vida
Tú me diste la tuya
para vivir la mía
Y es que yo confío en ti
porque me das la mano
aun cuando no te he dado yo la mía.
Por eso dime cómo hacerlo, Señor
dime cómo hacerlo, Señor