Hay muchas veces que tenemos miedo. Miedo a amar, miedo a entregarnos, miedo a ser nosotros mismos ante los demás. Dios puede liberarnos de ese miedo, pero lo paradójico es que a Él tantas veces también le tenemos miedo. Por eso, las Hermanas Pobres en esta canción nos invitan a perder el miedo y echarnos a volar con aquel que puede liberarnos. A darnos cuenta de la mayoría de las veces somos nosotros los que ponemos freno a ese amor infinito que Dios quiere darnos. A abrirnos y dejarnos llevar por el único que puede hacernos superar nuestros límites y hacernos volar.

Cuando pierda el miedo

Cuando pierda el miedo, te diré que te quiero,
te daré un abrazo de esos que no vas a olvidar,
cuando pierda el miedo, te pediré perdón,
por todos los besos que no te supe dar.

Va pasando el tiempo, voy buscando la felicidad,
sin nada que me sacie, desde que me perdí en tu mirar,
contigo cojo el cielo, y voy por encima del mar,
hacia tus brazos abiertos, esperando a que me deje amar.

Cuando pierda el miedo, te diré que te quiero,
te daré un abrazo de esos que no vas a olvidar,
cuando pierda el miedo, te pediré perdón,
por todos los besos que no te supe dar.

Somos horizonte, donde se unen el cielo y el mar,
tenemos «pa» querernos, de tiempo «toa» la eternidad.
Yo la oveja perdida, tú paciente me vienes detrás,
yo dos puños cerrados, tú dos alas a la libertad.

Cuando pierda el miedo, te diré que te quiero,
te daré un abrazo de esos que no vas a olvidar,
cuando pierda el miedo, te pediré perdón,
por todos los besos que no te supe dar.

Y te quiero, te quiero, te diré,
y te quiero, te quiero, te diré,
y te quiero, te quiero, te diré,
que te quiero (bis).

Cuando pierda el miedo, te diré que te quiero,
te daré un abrazo de esos que no vas a olvidar,
cuando pierda el miedo, te pediré perdón,
por todos los besos que no te supe dar.

¡Te quiero! ¡Y los miedos se esfumarán!