Quién, en este contexto de distancia, de encierro, no ha palpitado el límite de saberse necesitada de un abrazo espontáneo, de la mesa llena de rostros queridos o de ser pintada por el sol con su tono anaranjado al atardecer. Los límites, o nos prohíben ir más allá, o nos incentivan la creatividad para el encuentro. Y la imagen de Zaqueo, buscando ver al Señor aun las dificultades, se nos regala espontáneamente. Que el límite no nos quite la esperanza, nos permita abrazar con ternura los recuerdos, y podamos seguir sintiendo y danzando los días.
Nicole Bunout – (Crisálida)
Recuerdo cuando corría hacia el sol
buscando me pintara la piel naranja
esperando llegara en su lugar
la diáfana luna blanca
Recuerdo la sorpresa al sentir
mis manos dibujando al compás del viento
crepúsculo sonriente en mi jardín
trasciende lo humano
Si hay el deseo de ir más allá
permítele florecer al salvaje ser
recuerdos de infancia reconectarán
tejido de memorias.