Acudimos con gran sorpresa a un cierto movimiento de retorno a lo católico por parte de las generaciones más jóvenes: artistas que hablan de Dios en sus discos, youtubers que comparten su conversión, modelos que se “meten” a curas, … son tantos y tan variados que la cosa empieza a extrañar.
No hay ningún tipo de vínculo entre ellos, no es una vuelta en masa, no se asocian entre ellos; pero en distintos lugares y al mismo tiempo jóvenes relevantes comienzan a expresar su Sed de Dios.
El caso es que no son los únicos, jóvenes anónimos comienzan a consumir en masa música católica, a participar en eventos religiosos, retiros de fin de semana, a mostrar su fe sin complejos en redes sociales.
¿Qué está pasando? Creo que por ahora podemos valorar los síntomas. ¿Los jóvenes están volviendo a la fe? Los datos estadísticos dicen que sí. ¿Esta generación se está interesando por Dios? Eso parece, cada vez se habla más de ello.
Lo que sí podemos afirmar es un dato: no hay tantos prejuicios como en las generaciones anteriores, nuestros jóvenes están más abiertos a la experiencia espiritual que las generaciones anteriores– ¿Por qué?
Quizá nos dé la respuesta el gran Fernando Pessoa que abría su magna obra “Libro del desasosiego” afirmando: “nací en un tiempo en que la mayoría de los jóvenes había perdido la creencia en Dios, por la misma razón por la que sus mayores la habían tenido, sin saber por qué.”
Quizás no haya ningún motivo de este retorno a lo divino, o quizás sí.



