Esta es la historia de Françoise Frenkel narrada por ella misma: su pasión por la cultura; su decisión de abrir una librería francesa en Berlin; su convicción de que la cultura nos hace más libres, civilizados y sabios; su impotencia ante las barbaridades del nazismo que la obligan a dejar su preciada librería y salir a la desesperada; su constante huida por diversas ciudades de Francia; su perdón y ternura hacia quienes la perseguían; su tenacidad y buen ánimo para soportar la injusticia, la adversidad, incluso la prisión. Pero es también la historia de muchas buenas gentes, amigos o simplemente conocidos, que arriesgan su vida para protégela. También es la historia de quienes, movidos por la ignorancia o el miedo, colaboraron en las atrocidades. «Una librería en Berlín» nos recuerda el valor de la cultura como freno ante las barbaridades y la importancia de valores como la amistad, la generosidad, la valentía y la perseverancia.
«A veces, ante la imposibilidad de proseguir su camino, los fugitivos permanecían durante días, semanas e incluso meses en las casas de los franceses que los encubrían. Estos no solo los ocultaban, sino que también buscaban la manera de alimentarlos. Y eso era toda una proeza, porque esos pobres desgraciados carecían de cartillas de racionamiento. Se podría escribir un volumen entero sobre la generosidad e intrepidez de esas familias que, con peligro de su vida, daban ayuda a los fugitivos en todos los departamentos, incluidos los de la Francia Ocupada» (págs. 159-160).