Philippe Lechermeier pone el texto. Rébecca Duatremer los dibujos. Y entre los dos hacen un recorrido originalísimo por los principales episodios de la biblia. Un relato libre, creativo, fascinante, pero suficientemente abierto a la tracendencia. El texto es original. Tan pronto nos encontramos con una obra de teatro −para narrar la historia de José y sus hermanos− como es una mosca la que relata los episodios del Éxodo. Una apuesta arriesgada, que podría haber caído en la astracanada. Y, sin embargo, es bello y poético el resultado. Las palabras te transportan a personajes eternos, que resultan contemporáneos. Un libro, sin duda, para adultos, pero que también puede ayudar a abrir la puerta de la biblia a los adolescentes.
Y, ¿qué decir de las imágenes? La ilustradora Rébecca Duatremer logra, en sus láminas, hacer que disfrutemos de cada rostro, de cada gesto, de cada escenario. Combina paisajes, objetos, lo antiguo y lo nuevo, lo universal y lo local.
Es un libro para tener cerca, y zambullirse en él a menudo. Por supuesto, no es la biblia. Y, sin embargo, es un camino precioso hacia ella.
«Adán se pasaba el día paseando sin rumbo en el jardín del Edén. Acariciaba con los dedos los troncos o las suaves hojas de los árboles. Contemplaba las escamas de los peces que emitían destellos en los ríos. Se tumbaba sobre el musgo verde a la sombra del bosque. Miraba a su alrededor y lo invadía un hastío inmenso: el aburrimiento» (p.23)