El libro tiene ya unos años, apareció por primera vez en 1999, se trata de un reedición especial, pero narra y describe como ninguno la intrépida vida y andanzas de una mujer a la que la experiencia de Dios que le ardía por dentro, no le dejó parar. Abrámonos a Dios como Teresa lo hizo, quizás es el mejor homenaje que podemos hacer en estos 500 años de su nacimiento que estamos conmemorando.
“Lo único que tiene que hacer el alma es moverse con todas sus fuerzas en la dirección de Dios. Suceda lo que suceda luego, que puede ser desde un embate místico a largos y áridos años de oración, está en manos de Dios. La responsabilidad del alma es seguir avanzando a su destino y aceptar lo que resulte… Allí es donde se unen el coraje y la humildad.” (p. 114).