La peculiaridad de este libro es que no es una biografía al uso de un santo cualquiera. Aquí se da la voz a testigos que pudieron conocer a san Ignacio de Loyola. Son testigos que caminaron con él, que formaron la Compañía de Jesús junto a él y que conversaron horas con el santo sobre las «cosas de Dios y de la vida». Por eso, en estos escritos se les da protagonismos a sus experiencias para que nos ayuden a nosotros hoy a conocer mejor la labor de Ignacio y su manera de buscar y hallar la voluntad de Dios.
No son, por tanto, escritos del santo de Loyola. Ni siquiera se recoge toda su vida. Son testimonios de primera mano formado por fragmentos de cartas varias y textos fundamentales para conocer la vida de Ignacio y su labor como general de los jesuitas. Muchos de estos textos tienen algo de inédito, ya que hasta ahora estaban en otras lenguas y encerrados en algunas bibliotecas sin estar a la mano de todos. Por esto, si quieres conocer a Ignacio de Loyola de una manera nueva y atrayente, dejando que resuene la voz de quienes le conocieron de cerca, deja que estos relatos formen parte de ti. Adentrarse en ellos es un regalo para nuestra fe y para seguir creciendo en el deseo de vivir la vida según la espiritualidad ignaciana.
«Aconsejándole una vez el médico que no cayese en depresión [al P. Maestro Ignacio], que le haría daño, dijo después el Padre: “Yo he pensado en qué cosas me podía dar melancolía, y no hallé cosa ninguna, sino si el papa deshiciese la Compañía del todo; y aun con esto, yo pienso que, si un cuarto de hora me recogiese en oración, quedaría tan alegre y más que antes”. Esto me lo contó nuestro Padre y sucedió poco después de mi llegada a Roma”» (Câmara) (p 152)