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Este libro tiene muchas papeletas para cabrear a algunos lectores y satisfacer a otros.  Después de leerlo uno no sabe si sus autores son unos cínicos, simplemente unos escépticos o son  gente lúcida que propone formas realistas de cambiar las cosas.  Se puede estar de acuerdo o disentir con ellos. Pero invita a pensar, y no es poco.

Lo que van haciendo los autores en estas páginas es denunciar a la “contracultura”, entendiendo como tal la forma de organizarse de muchos movimientos antiglobalización, ecologistas, feministas a lo largo de la segunda mitad del XX.  Critican de dichos movimientos el que, mientras se expresan como movimientos de “protesta” frente a un sistema injusto, en realidad se quedan en ruido controlado por el mismo sistema.  Diseccionan con cierta mala uva algunos slogans y apuestas de esta contracultura que, mientras protesta, puede no ser más que rebeldía entretenida. 

 “Esta tendencia a rechazar soluciones institucionales para los problemas sociales nos lleva directamente al pecado capital de la contracultura. Siempre rechazan las soluciones sencillas para problemas sociales concretos, abogando por alternativas “profundas” o “radicales” que jamás se podrían aplicar eficazmente”.

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Editorial

Taurus

Año de publicación

2005

Páginas

417

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