Volví a leer estas navidades esta colección de 46 cartas y 20 entrevistas que este funcionario jubilado de Alcorcón reunió en este libro. Su intención al pedirles esa carta era doble: si creían en Dios y qué influencia había tenido Éste en sus vidas. Una delicia comprobar aquello que decía el poeta de cómo nadie fue ayer, ni va hoy ni irá mañana hacia Dios por el camino que yo voy. ¿Cuál es el tuyo? Para ayudarte, en el libro aparece el de una profesora, funcionarios, amas de casa, catedráticos, sacerdotes, actrices, psiquiatras, católicos, musulmanes, agnósticos… Seguro que al leerlas, encuentras parecidos y pistas para escribir la tuya.
“Cuando puedas me gustaría que me enviases algunas cosas que necesito: un poco de paciencia para encarar el día a día, nuevas dosis de ilusión porque a veces no me llega, una caja de sonrías para esos días en los que a ti se te escapan las estrellas y llueve dentro de mí, mucha fuerza para seguir luchando, energía para seguir creciendo llena de vitalidad, una cinta mucho más corta para atar a los míos, una caja de colores para seguir pintando el camino…¡ah! y necesito cinco vidas más para realizar todos mis sueños. Juegos, juguetes y con quién jugar me los voy encontrando en el camino, supongo que me los mandas tú. Si es posible, haz más días de los que tienen arco iris y que nieve siempre en navidad…cuídame” (p. 57).