John W. O´Malley se adentra, con agudeza y claridad, en los entresijos del Vaticano II. Desde su convocatoria a sus consecuencias, pasando por el apasionante desarrollo de las cuatro sesiones. Relata, con detalle, lo ocurrido en el aula conciliar: los momentos álgidos, las tensiones, los enfrentamientos públicos o soterrados entre figuras clave que entendían el futuro de la Iglesia de manera diferente. Y todo ello como escenario en el que se dirimen cuestiones vitales como la visión que la Iglesia puede tener de sí misma, la libertad religiosa, la misión de los laicos, la necesaria renovación litúrgica o la interpretación de la Biblia. El libro es directo, ágil y riguroso. Tanto para quien vivió el tiempo del Concilio, como para quien, por su juventud, no lo conoce, puede resultar una oportunidad para reflexionar con hondura sobre la trascendencia de aquel momento. Deja también una sensación agridulce al mostrar ese difícil equilibrio entre la mayoría y la minoría que representan dos formas muy distintas de comprender la Iglesia. Un equilibrio que se traduce en tensiones y enfrentamientos que nos recuerdan que ayer, hoy y siempre, la Iglesia es también muy humana y plural, y quizás es solo a través de esa pluralidad y diversidad como el Espíritu puede hacer oír su voz.
“¿Debía concebirse el concilio como una celebración de las glorias del catolicismo o, tal vez al mismo tiempo que esto, se esperaba que tomase decisiones difíciles, de esas que no suelen gustar a todo el mundo?” (p.134)
“El choque entre ambos cardenales, del que informó ampliamente la prensa mundial (…) consiguió llamar la atención sobre la cuestión fundamental del concilio: cómo pensaba actuar la Iglesia del futuro. ¿Continuaría actuando, como era tradicional en ella, de forma altamente centralizada, con su estilo de gestión de arriba-abajo y sus formas apodícticas de comunicación o, por el contrario, atenuaría de alguna manera su modus operandi, consultando sus decisiones con un número mayor de personas y compartiendo la responsabilidad? “(p.259)