Una novela de más de 600 páginas sobre la violencia terrorista que lleva varias semanas encabezando la lista de libros más vendidos. ¿Cómo se explica esto? Porque se trata de un libro necesario, muy bien escrito y que engancha desde el principio.
Con un estilo narrativo muy ágil y, a la vez, muy complejo, Fernando Aramburu escribe la crónica de 30 años de violencia irracional que segó injustamente vidas humanas, rompió familias y destrozó la convivencia. El amedrentamiento, la cobardía de quien prefiere mirar para otro lado antes de complicarse la vida, pero también el perdón y la esperanza, se abren paso a lo largo de las páginas de esta novela imprescindible.
-«¿Por qué actúo así?
-Por cobardía.
-Exacto. Porque soy tan cobarde como él y como tantos otros que a estas horas, en mi pueblo, estarán diciendo bajito para que no les oigan: esto es una salvajada, un derramamiento inútil de sangre, así no se construye una patria. Pero nadie moverá un dedo. A estas horas ya habrán limpiado la calle con una manguera para que no quede rastro del crimen. Y mañana habrá murmullos en el aire, pero en el fondo todo seguirá igual. La gente acudirá a la siguiente manifestación a favor de ETA, sabiendo que conviene dejarse ver en la manada. Es el tributo que se paga para vivir con tranquilidad en el país de los callados» (pág. 462).