- Puede que suene a lugar común, pero hay algo en algunos relatos orientales que transmite una delicadeza que difícilmente encontramos en otras latitudes. Con una forma de narrar sencilla, que parece transparentar el mundo, limpia, Mis días en la librería Morisaki nos cuenta –otra vez, pero deliciosamente– la historia de una chica que ha de buscar su lugar en el mundo justo cuando parece haberse roto toda armonía.
- Su tío, y los libros de segunda mano de su particular librería, van a tener mucho que ver en la resurrección de Takako. Una pequeña novela para aquellos que creen que los libros pueden ayudar a levantar personas.
- En el viaje personal que realiza Takako podemos reconocer muchas de las dinámicas que acompañan a la juventud, al ir haciéndose adulto.
- Por la belleza y la sutileza de algunas descripciones e imágenes.
- Porque nos gusta que nos recuerden que las cosas, después de torcerse, pueden volver a colocarse en su sitio, aunque sea con algunas idas y venidas.
«Pero no siempre fue así. Al principio estaba muy insatisfecho. De joven nunca imaginé que podría heredar el trabajo de mi padre. Incluso ahora hay veces que tengo dudas. Pero ¿sabes qué? No siempre es fácil entender lo que se quiere en la vida. De hecho, entenderlo lleva toda una vida».
«─Yo… creo que estoy malgastando la mía así, sin hacer nada…
Mi tío me miró y sonrió dulcemente.
─No, no creo. A veces es necesario parar. Es como una parada en un largo viaje. Imagina que has soltado el ancla en una pequeña bahía. Descansarás un poco y tu barco zarpará de nuevo».