Henri J. M. Nouwen es uno de los autores espirituales contemporáneos más leídos. En la crisis más aguda de su existencia se retiró a un monasterio para sanar sus heridas y recomponerse por dentro. Durante ese tiempo fue poniendo por escrito, a modo de diario, algunas de sus reflexiones. Un dolor interior vivido en carne viva, unas heridas que requieren tiempo para curarse, la necesidad de parar toda actividad para recomponerse por dentro y la presencia misteriosa de Dios en medio del sufrimiento humano son los temas principales de este diario espiritual. Las reflexiones de Nouwen nos pueden servir de guía para atravesar esos periodos de dolor, incluso de angustia, por los que toda vida humana auténtica acaba pasando.
«He pasado de la angustia a la libertad, de la depresión a la paz, de la desesperación a la esperanza. Fue ciertamente un periodo de purificación para mí. Mi corazón, preguntándose todavía por mi bondad, mi valor, se ancló en un amor más profundo, y por eso mimo menos dependiente de la alabanza o la crítica de los que me rodean. También crecí en capacidad para entregar mi amor sin esperar siempre algo a cambio.» (pág. 127)