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Segundo libro de los que integran la conocida trilogía de Auschwitz, de Primo Levi. En los últimos días de enero de 1945 el ejército soviético, en su avance imparable hacia Berlín a través de Silesia, se encuentra con Auschwitz. En él, apenas unos pocos miles de supervivientes de los millones de personas que pasaron por el complejo, los que los alemanes juzgaron demasiado enfermos para emprender la atroz marcha invernal hacia Buchenwald o Mauthausen que en la mayoría de los casos acabó con la muerte de los prisioneros.

Entre esos supervivientes estaba Primo Levi, judío y partisano italiano, al que habían deshauciado y al que, paradójicamente, su mala salud salvó la vida. Dieciesete años después, en Turín, Levi rememora a lo largo de tres libros el año pasado en el Lager. Este es el segundo de ellos, en el que cuenta una peripecia poco conocida de los supervivientes, el largo regreso a casa, que para muchos de ellos fue un viaje hacia ninguna parte, porque la guerra les había dejado sin casa a la que volver. Levi es un testigo lúcido, desapasionado a veces, tierno otras,  irónico y penetrante, siemptre inteligente. El testimonio de Levi es el de la Humanidad firmemente decidida a resistir a toda costa, la Humanidad con la que no puede la barbarie por atroz que ésta sea.

 Hurbinek, que tenía tres años y probablemente había nacido en Auschwitz, y nunca había visto un árbol; Hurbinek, que había luchado como un hombre, hasta el último suspiro, por conquistar su entrada en el mundo de los hombres, del cual un poder bestial lo había exiliado; Hurbinek, el sinnombre, cuyo minúsculo antebrazo había sido marcado por el tatuaje de Auschwitz; Hurbinek murió en los primeros días de marzo de 1945, libre pero no redimido. Nada queda de él: el testimonio de su existencia son estas palabras 

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Editorial

Península

Año de publicación

2014

Páginas

240

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