Esta novela, corta pero densa, cuenta la historia de Kurt Crüwell, un joven y pacífico sastre alemán que es llamado a enrolarse a filas durante la Segunda Guerra Mundial. Durante la invasión del territorio francés el protagonista vivirá una radical e insólita experiencia de rechazo a la brutalidad y a la violencia pura ejercida contra unos aldeanos. Perderá completamente la sensibilidad. Su cuerpo horrorizado y ofendido se desconectará de la realidad. Apagado. Off. Pero toca seguir viviendo. Metáfora y exponente de un siglo dramático, un sastre-soldado convaleciente tras esos sucesos, nos llevará de la mano en un viaje hasta las raíces del sinsentido, telar siniestro del mal en la historia, que se va a topar también con la capacidad del amor para regenerar y remendar el dolor del mundo, en una original reflexión (salpicada de irónicos guiños filosóficos) a propósito de la capacidad expresiva del cuerpo humano.
“El hombre convive con su cuerpo, pero no lo conoce. Al menos no de un modo exhaustivo. Para entender lo que es un hombre no basta con tomar nota de las partes que lo conforman. No basta con escribir: “Kurt Crüwell es la suma de sus dos piernas, su sistema límbico, su intestino, su pituitaria y sus gónadas”. Hay algo en el todo del hombre que se resiste a ser contemplado a través de la mera adición de partes que lo componen”.
