Javier Gomá es un filósofo que se hace entender. Destila en textos breves y hermosos toda la sabiduría de sus muchas lecturas. En los tres microensayos que componen este libro hace uso de esa maestría para abordar un tema que podría incomodarnos, pero que resulta de un interés tan eterno como universal. Así, en Humana perduración apunta a esa idea de hacer de nuestras vidas un monumento perdurable, ejemplar. En los textos sucesivos redondea la propuesta («Ahora mismo, lector, mientras lees esto, estás escribiendo los versos de tu epitafio futuro ¿Cómo te gustaría que, algún día, te recordase el caminante?») que remata analizando desde esa óptica la figura de Cervantes. Pero es al llegar la última parte del libro cuando salta la sorpresa. El filósofo recapitula su mensaje valiéndose de un monólogo teatral, Inconsolable, en el que nos conduce por el ‘itinerario del duelo’ que experimentó tras la muerte de su padre. Un texto densísimo, bello y lleno de sentido que nos cuestiona en cada una de sus frases. Recientemente la obra se ha puesto en escena. Si tienes oportunidad de verla, no te la pierdas. Una experiencia desgarradoramente esperanzadora que invita a vivir «de tal manera que tu muerte sea escandalosamente injusta».
«¿Qué es, al final la vida de un hombre? Esto: la lenta gestación de un ejemplo póstumo. Toda nuestra vida se resume en una demorada preparación de la verdad que entregamos a los que nos sobreviven»