La vida se nos regala con un fin concreto pero al mismo tiempo parece que se nos escapa. Por eso es bueno pensarla, y hacerlo con profundidad. Esta es la propuesta del libro de Higinio Marín, filósofo y rector de la Universidad CEU Cardenal Herrera, que nos invita a hacer filosofía de la vida cotidiana en acto, que bien sirve como paso previo a orarla.
A través de numerosos verbos-capítulos que identifican aspectos vitales de nuestra existencia, el autor reflexiona sobre el ser de las cosas. En «juzgar», nos invita a ser actores protagonistas e ir a la integridad del hombre de bien y no tanto a lo exterior procedimental que nos convertiría en meros ejecutores de lo que se espera de nosotros, sin minusvalorarlo. En «rogar», la petición preserva lo humano del hombre y supone la existencia de la gratuidad y saber vivir en sociedad… Así, se va profundizando con el resto de operaciones vitales: nacer, crecer y madurar, andar, correr, saltar, lanzar, jugar, obedecer, elegir, distinguirse, salir, volver, volver a empezar, comer, bañarse, dormir, cuidar, invitar, pasear, saludar, agradar, aprender a leer, leer y escribir, leer y vivir, pensar, pensar y creer, juzgar, hablar, escuchar, atender, ver y oír, tocar, abrazar, besar, intimar, tener hijos, alegrarse, llorar, perdonar, trabajar, tontear, rogar y ofrecer, agradecer, quitar, tener y dar, adornar y regalar, prometer, honrar, aplaudir, alabar, gobernar, cantar y bailar, contar el tiempo, recordar, esperar, sepultar, morir.
Examinándonos, seguro encontramos muchas más, para las que el libro de Higinio Marín nos aporta un buen enfoque de partida que nos ayude a aprovechar en su cotidianidad el tiempo que se nos ha dado. Pensar lo que vivimos es comprenderlo, llenarlo de sentido y significado. Y eso nos lleva al asombro y a vivirlo más humanamente, abriéndonos a los demás.