El propio Mandela narra, a lo largo de estas páginas, su historia. Con una memoria asombrosa, recrea episodios del camino que le lleva desde su aldea a ejercer como abogado en Johannesburgo. Su toma de conciencia de la necesidad de plantar cara al apartheid, una lucha que le llevará a pasar décadas en la cárcel, y el modo en que, sin ceder nunca ni renunciar a su dignidad, planta cara a un régimen injusto hasta vencerlo. Prolija en detalles de toda su vida, y simplemente fascinante en el relato del cautiverio en la isla de Robben, este relato será, sin duda, fuente de inspiración para quienes puedan asomarse a su historia admirable.
«Fue el deseo de lograr la libertad para que mi pueblo pudiera vivir con dignidad y respeto para sí mismo lo que movió mi vida, lo que transformó a un hombre joven y asustado en un hombre audaz. Eso fue lo que convirtió a un abogado respetuoso con la ley en un delincuente, a un marido amante de la familia en un hombre sin hogar, lo que obligó a un hombre que amaba la vida a vivir como un monje. No soy más virtuoso o sacrificado que cualquier otro, pero descubrí que ni siquiera podría disfrutar de las escasas y restringidas libertades que se me concedían mientras mi pueblo no fuera libre…» (pág. 646)