El diario de Ana Frank es una de las miradas más personales y conocidas al nazismo. Pero es más que eso. Es también un retrato de la adolescencia, de la familia, y de la complejidad de las relaciones humanas. La mirada lúcida, madura y profunda de Ana va desgranando, en ese diario, las inquietudes, amarguras y alegrías de quien sabe mirar el mundo. Recientemente se ha revelado que el diario no salió tal cual de las manos de Ana Frank, sino que fue su padre quien, a partir de las notas que ella redactaba, le dio su forma final. Si esto le quita valor, si el paso de ser un diario histórico a una memoria novelada hace que pierda contundencia, probablemente no está tanto en las páginas del libro como en la capacidad del lector para ver más allá del ‘quién’ cuenta, lo que cuenta…
El valor de una propuesta como esta es que es una forma diferente de asomarse al mundo de Ana Frank. Las imágenes además están repletas de referencias históricas, artísticas y culturales: desde la comparación de los campos de concentración con la situación de los esclavos construyendo las pirámides a El Grito de Munch… cada página destila creatividad. Merece la pena, sin duda.