Eso es lo que se plantea el dominico Timothy Radcliffe, una de las voces más carismáticas de la iglesia actual. Consciente de la necesidad de afrontar las inquietudes y preocupaciones de personas que tienen que lidiar con las batallas de cada día: el amor, la fe y las dudas, las posibilidades, contradicciones y tareas pendientes de la Iglesia, el sentido que puede seguir teniendo la vida religiosa… el autor no tiene miedo de hablar, con pasión y lucidez, sobre el sentido que tiene ser cristiano en este momento.
«… es difícil reducir la fe a unas pocas palabras, porque te invita a emprender un arriesgado y peligroso viaje e incluso a entregar tu vida. Ahora bien, esta exigencia resulta más difícil de asumir en nuestra sociedad, la cual está tan obsesionada con la salud y la seguridad que hace que sintamos aversión por los riesgos.» (55)