A sus 81 años, el cardenal Martini sigue mostrando ese rostro abierto, libre y cordial de hombre de iglesia, dispuesto al diálogo con todo tipo de personas para acercar la fe y al mismo Dios a las encrucijadas de sus vidas. Lo primero que muestra este libro es qué los jóvenes siguen teniendo preguntas e interés por los temas cruciales de nuestro mundo y por la opinión de la iglesia al respecto. ¡Tantas veces oímos lo contrario! Lo segundo, es que la fe de la iglesia, en creyentes como el Cardenal Martini, sigue apareciendo como un mensaje a la altura de nuestro tiempo, lleno de frescura y de sentido, que interroga y que empuja a vivir la vida de una forma apasionada y comprometida. Libro de obligada lectura para tantos y tantos jóvenes que viven su fe y la relación con la iglesia de manera conflictiva y no poco distante, y para todos aquellos que trabajando con jóvenes no acabamos de confiar en ellos ni de tomarnos en serio su mayoría de edad.
“Nadie en la Iglesia es un objeto, un caso o un paciente al que debemos tratar, y menos aún lo es la juventud. Por tanto, no tiene sentido alguno sentarse ante el escritorio y pensar cómo hemos de conquistar a los jóvenes o construir confianza: ellos tienen que regalárnosla. Ellos son sujetos que están frente a nosotros, con los que buscamos una relación entre iguales y un intercambio. Los jóvenes tienen algo que decirnos. Son Iglesia, con independencia de que coincidan o no con nuestros pensamientos y nuestras representaciones o con las prescripciones eclesiásticas. Este diálogo de igual a igual y no desde una postura de superioridad o de respectiva inferioridad garantiza el dinamismo de la Iglesia. Entonces, la lucha por encontrar respuestas a las preguntas del hombre moderno se desarrolla en el mismo corazón de la Iglesia”.
