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¿Qué relación tienen fe y ciencia? Esa pregunta se puede responder de tres maneras principales. O bien están enfrentadas (en conflicto), o bien caminan por lugares diferentes sin encontrarse (el contraste), o bien se complementan y pueden enriquecerse recíprocamente (convergencia). De las tres respuestas ha habido y hay abundantes ejemplos. En este sencillo y ameno libro, el autor -claramente defensor de la convergencia- plantea las grandes preguntas que se hace el ser humano y ve cómo se responde desde los tres posibles escenarios

Cada vez es más necesario salir de tópicos. Y cada vez tenemos menos espacios en los que poder formarnos. Sobre la fe y la ciencia, la inercia contemporánea conduce a apostar por la segunda como si eso supusiera desautorizar a la primera. John F. Haught es un autor serio, ameno e incisivo, que además te arranca en ocasiones una carcajada con su socarrón sentido del humor. Desenmascara tópicos, muestra contradicciones y atiza con bastante elegancia a quienes quieren dar por sentado un cientificismo natural que no deja de pedir un salto de fe tan grande como el de la fe religiosa. En este libro lo hace de una manera muy didáctica, partiendo de doce preguntas que abordan escenarios muy divresos: el origen del universo, la vida, la inteligencia, la moral, los milagros, la tecnología, el posible resultado de la aparición de vida extraterrestre… 

Lo más interesante de cómo está escrito el libro (hablando siempre desde las tres posibles posturas: conflicto, contraste o convergencia) es que constantemente provoca en el lector su propia reflexión. El lenguaje comprensible y el afán divulgativo hacen de este pequeño libro una joya y una introducción magnífica para quien desee adentrarse en una relación, la de fe y ciencia, que necesita siempre ser explicada. 

«Es de máxima importancia para la concepción de la espiritualidad humana según el enfoque de la convergencia que los seres humanos puedan contribuir, aunque sea modestamente, a la creación progresiva del cosmos. No somos marionetas pasivas en manos del destino. Tenemos la oportunidad de cooperar para crear un mundo nuevo, al menos aquí en la Tierra. Si el universo aún está originándose, significa que podemos participar en el proceso creativo y entender nuestra vocación humana de una forma que las teologías precientíficas nunca pudieron disfrutar. La nueva percepción de un universo inacabado abre las puertas del futuro al esfuerzo y los logros humanos de una manera absolutamente original. ¡La ciencia sí que cambia la situación para la fe y la teología! (p.74)

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Editorial

Sal Terrae

Año de publicación

2019

Páginas

205

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PastoralSJ
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