«Caer en la tentación es como entrar en la jaula, quedar atrapado, enganchado (a la droga, por ejemplo). Luchas contra el deseo de poder y de riqueza, luchar contra el deseo de honores y de prestigio, abstenerse de comer y de beber con desmesura, abstenerse de opinar sobre todas las cosas y, principalmente, de juzgar a todo el mundo (este es otro sabio consejo de uno de los padres del desierto: ‘Permanece en tu celda, come cuando tengas hambre, bebe cuando tengas sed, pero no hables despectivamente de nadie. Hazlo así y obtendrás la salvación’). En general, no caer en la desmesura, puesto que, para vivir, e incluso para vivir bien, no es mucho lo que hace falta. La situación humana es más de escasez que de abundancia (pese a la apariencia creada por la sociedad consumista). De ahí –de la penuria, junto con el hecho de que todos queremos las mismas cosas–, Hobbes deriva el conflicto. Pero ¿y si con poco pasásemos? La civilización contemporánea se ha comprometido en vías diametralmente opuesta a esta: se trata de consumir mucho, de abarcar cada vez más y de no parar sino ir cada vez más deprisa. Sin embargo, con poco basta. La ambición tiene muchas formas y es fuente de conflictos y de malestar. Poco es suficiente. Pero también necesario (absolutamente necesario).»

Josep Maria Esquirol (La resistencia íntima)

 

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