¡No hace falta tanto! ¡Se puede hacer todo mucho más sencillo! ¡Es todo folclore! Para ayudar a montar todo esto, para los ensayos y las procesiones está lleno de gente, pero luego no pisan la Iglesia. Me sirve de poco que se acerquen a Dios unos días, si el resto del año no aparecen por aquí.
A mí lo que me gustan son las marchas. A mí las flores y los enseres. En Dios no, pero en la Virgen de mi cofradía sí. Yo creo en dos Cristos. ¡Ese cura y sus beatas nunca nos dejan hacer nada! ¡Así alejan a la gente de la Iglesia! Se podría suprimir la oración porque no va nadie y así sale antes la procesión.
Quien es cofrade o vive su fe desde la religiosidad popular está acostumbrado a éstos y otros muchos comentarios de gente de dentro y de fuera de la Iglesia. A veces incluso da la impresión de que molestamos y fuera necesario silenciarnos. Por parte de los que desde dentro, nos echan en cara la incoherencia de los demás (que sufrimos). Por parte de los que, desde no tan dentro, desvirtúan y quieren resignificar la entraña de la piedad popular.
Muchas veces da la sensación de que los cofrades que queremos ser cristianos tenemos que vivir constantemente justificándonos y pidiendo perdón. Pero, estos días Roma estará llena de cofrades que quieren vivir también su Jubileo de la Esperanza como tantos y tantos cristianos. Ni mejores, ni peores: pecadores misericordiados como todos.
No faltarán los que digan que no hacía falta llevar hasta allí al Cachorro, a la Esperanza de Málaga o al Nazareno de León. Que menudo gasto, que vaya folclore, que dónde están todos esos en sus ciudades. Pero, lo cierto es que hoy están en Roma, respondiendo a la llamada del Papa León y del Papa Francisco, que va en línea con aquella que les hizo el Papa Benedicto en la JMJ de Madrid 2011.
Allí vivirán una profunda experiencia de fe que seguro reforzará su adhesión a Jesucristo. De un modo sencillo, aunque con exuberancia barroca. De manera semejante a todos los que han peregrinado y peregrinarán a Roma. Porque los cofrades son, igual que todos, peregrinos de la esperanza.