Ante imágenes como las que estamos viendo estos días uno no puede dejar de preguntarse si algunos ya han olvidado todo o es que nunca lo llegaron a aprender. Gente paseando sin mascarilla, sin respetar las distancias e incluso dando la mano o dos besos a conocidos a los que lleva tiempo sin ver. Manifestaciones que conllevan el riesgo de romper la distancia social, puesto que no se puede calcular el número de personas que van a acudir a los espacios en los que tienen lugar. Entierros de personajes públicos despedidos por multitud de personas al son de cánticos para los que hay que bajarse la mascarilla, porque si no, no se puede respirar, etc.

Todos tenemos ganas de volver a disfrutar del aire puro, pero de momento tenemos que hacerlo mediados por la mascarilla, para protegernos y proteger a los demás. Todos queremos abrazar y besar a nuestros seres queridos, pero, igual que durante dos meses nos hemos relacionado con ellos a través de las pantallas, ahora tenemos que hacerlo respetando la distancia de seguridad. Todos tenemos derecho a manifestarnos si creemos que algo no va bien o que las cosas no se están haciendo como debieran, pero hay que buscar formas para hacerlo que no pongan en peligro a la población. Y todos tenemos derecho a despedir a los difuntos, pero en estos meses ha habido y hay muchas personas que no han podido hacerlo, y por respeto a ellos y por evitar contagios, debemos seguir enterrando en grupos muy reducidos.

Por ello, si de verdad creemos que la historia puede ser maestra de la vida, que podemos aprender algo de esta situación y que las cosas pueden y deben cambiar (en muchos sentidos), conviene que miremos atrás y nos tomemos en serio lo vivido. Que recordemos que nuestros derechos acaban donde comienzan los de los demás, máxime si estos son más vulnerables que nosotros. Que recordemos que hemos estado encerrados dos meses precisamente para frenar una situación a la que no queremos volver. Y que recordemos que hubo épocas en las que los españoles supimos unirnos para construir un futuro mejor, poniendo cada uno de su parte para lograrlo.

Pese a todo, el hecho de que haya también personas que sin salir en los medios son responsables, caminan guardando las distancias, se manifiestan desde casa o paseando, y asumen con resignación las frías despedidas de sus difuntos, nos da la esperanza de que quizá sean muchos más los que han aprendido algo que todos los que muestran que no lo han hecho.

Te puede interesar