La historia de las religiones y la sociología de la religión nos ofrecen visiones panorámicas y análisis detallados del nacimiento, declive, resurgimiento y transformación de las tradiciones espirituales. Evidentemente, la escala temporal y geográfica, así como el tamaño y tipo de la muestra escogida, condiciona la metodología de estudio y—en parte también—los resultados de la investigación.
Últimamente oímos y leemos que asistimos en España a un resurgir del catolicismo que se refleja en iniciativas pastorales de masas como Hakuna, Bartimeo y Effetá, o en fenómenos culturales como el reciente disco Lux de Rosalía o la película Los domingos de Alauda Ruiz de Azúa. Esos indicios, junto a las encuestas que señalan un resurgir de la confesionalidad y la práctica religiosa, hacen que no pocos afirmen que la secularización está tocando fondo en nuestras latitudes y nos adentramos en una nueva era postsecular.
Sin embargo, en mi opinión, es demasiado pronto para valorar. Sólo el tiempo nos puede dar la perspectiva para valorar lo que está sucediendo en el momento presente. Un presente marcado sin duda por un fenómeno de revitalización que no sabemos todavía si se circunscribe a las clases urbanas más formadas, si generará un nuevo tipo de comunidades cristianas, si será capaz de fecundar el catolicismo popular y si permeará todas las capas de la sociedad—incluida la rural y las diversas comunidades migrantes. Demasiado pronto para valorar. Por eso, habrá que esperar.



