11 motivos por los que nos cuesta dar razón de nuestra fe
- Porque tenemos miedo a que nos excluyan. En muchos movimientos y parroquias se propicia una especie de síndrome del perseguido, poniendo en guardia a los cristianos «contra el mundo».
- Cuando la realidad es que el mundo nos ignora (hablo de Occidente y de España en concreto). Es decir, nuestro miedo es infundado.
- Porque no queremos dar la nota. Ser el capillitas, el beato, el mojigato.
- Porque nos da vergüenza. Afirmarse de manera distinta a los pensamientos dominantes te señala.
- Y no estamos bien preparados. Las clases de religión, la catequesis y las propuestas formativas hoy, muchas veces no nos ayudan a dar razón de nuestra fe. Muchos cristianos (jóvenes, sí, pero también adultos), no sabemos explicar por qué estamos a favor de la vida, o por qué celebramos los sacramentos.
- Ni siquiera muchas veces sabemos en qué creemos. Muchos cristianos no sabemos cómo se organiza la Iglesia Católica, en qué nos diferenciamos de otras confesiones, qué dicen las escrituras o qué enseña el Magisterio de la Iglesia en, por ejemplo, doctrina social.
- Y esto nos impide valorar toda la riqueza que el cristianismo tiene en su propuesta.
- Porque no nos lo creemos. Porque en realidad ser cristiano es creer en muchas cosas que hoy no son fáciles de creer: el Amor auténtico que lleva a dar la vida, la confianza en Dios, el desapego material, la austeridad económica frente al despilfarro, la comunidad frente al individualismo y la responsabilidad individual frente al corporativismo igualitarista, por ejemplo.
- Porque dar razón de la fe exige que seamos más auténticos en la vivencia de la misma. Y en un mundo que invita al hedonismo constante, negarse a uno mismo en pos del bien común no es fácil.
- Porque nos da pereza. Porque explicar las cosas y ser propositivos necesita de nosotros paciencia (con nosotros mismos y con los demás).
- Y también da pereza ser creativos. Muchas veces tenemos anclados lenguajes y formatos ya vacíos, anticuados o, por qué no decirlo, rancios.