Ante el dolor, la injusticia, la incomprensión… buscamos respuestas. Como este niño que no entiende por qué suceden algunas cosas y le pregunta al Papa buscando respuestas. Reconozco que no me imaginaba la contestación del Papa. Y me parece muy humana y muy sabia. Con toda la sencillez del mundo le responde que él tampoco sabe. Él que es filósofo, teólogo. Él que es el Papa de la Iglesia, tampoco sabe. Y no tiene miedo en decirlo, en parecer que no sabe.
Porque el Papa sabe. Sabe de quién se ha fiado, sabe que no puede saberlo todo, sabe que el misterio de la vida tiene mucho más que ver con la confianza que con pensar que puedo con todo, sabe que sólo puede responder desde el silencio y la entrega. El Papa sabe que comienza el Adviento, y que Dios confía en su hijo para darnos esperanza. Su hijo que se hace niño, débil, sencillo, para responder a preguntas imposibles con la única respuesta posible, el amor.