Nos pasamos a veces la vida dándonos cuenta de las cosas malas que tenemos, sin descubrir que todos tenemos «algo» que nos hace únicos, diferentes, distintos y maravillosos. Aprender a descubrir las cosas buenas que tenemos y todo lo bueno que hay en nosotros es el primer paso para la felicidad y para poder hacer que los que nos rodean tengan una vida mejor. Y el primero que nos mira así, con esos ojos capaces de ver posibilidades donde nosotros solo vemos imperfección, es Dios…
