30 monedas de plata;
30 sacos de razones;
30 gestos de egoísmo;
30 reflejos vacíos

30 miradas hirientes
30 silencios cómplices;
30 perdones negados
30 ofensas gratuitas;

30 piedras arrojadas
30 mentiras;
30 desprecios
30 objeciones

30 golpes injustos;
30 veces fallar al amigo;
30 decepciones
30 promesas incumplidas

Eterna incomprensión
de tu evangelio,
de tu Reino.
Y una pregunta, necesaria,
para no caer en la ceguera
de quien no quiere ver…
¿Soy yo, Maestro?

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